El objetivo primordial de un diseño industrial es crear objetos industriales para ser usados funcionalmente. En cambio, si hablamos de un objeto-arte solo consiste en crea una imitación de lo que puede ser usado por las personas sin que tenga necesariamente la función que el diseño industrial tiene. Al representarse objetos a través del arte se pierde el sentido del objeto como diseño industrial, tanto en función del uso como de la propia función que este realiza.
El registro del diseño industrial, al igual que la realización de un diseño gráfico o de moda, ha sido el paso posterior a la realización de un diseño, lo cual lleva a que muchos consideren a los diseñadores artistas e incluso, que estos mismos se consideren artistas.
El diseño industrial en sus orígenes era conocido como “Arte aplicado”, y no fue hasta finales de los años cincuenta cuando se rebautizó como “Diseño industrial”. Con el paso del tiempo el diseño industrial empezó a relacionarse con actividades como la arquitectura y la ingeniería, desde una visión de producción encontrando una profesión independiente.
El debate del diseño industrial y el arte
Este debate, de si realmente el diseño industrial y el arte van unidos, o tienen cierta relación es una cuestión que es muy discutida, principalmente porque las dos profesiones, el arte y el diseño, se observan con cierto recelo. Porque, para algunos diseñadores el arte es algo superfluo y de cierta manera prescindible y en cambio, los artistas pocas veces reconocen el valor artístico de un producto diseñado por su carácter utilitario.
En la actualidad, los artistas y los diseñadores tiene ciertas diferencias en sus disciplinas y competencias, pero cuando ambas modalidades se juntan, el elemento final causa polémica, porque para algunos es un arte y para otros es una pieza para realizar un registro del diseño industrial. La única conclusión que ambos comparten es que pueden lograr mucho más cuando el trabajo es junto, a cuando es independiente.
Las diferencias que podemos encontrar son que los diseñadores se mueven en un entorno con más limitaciones en las que el producto está esculpido por factores de precio, producción y mercado. En cambio el artista es más libre, la función de su obra es la expresión de su idea o concepto y los accidentes del camino la enriquecen.
Es por ello que finalmente podemos determinar que el diseño industrial y el arte si van de la mano pueden crear unos productos que aparte de dar soluciones a la vida diaria su composición puede ser más estética que funcional.
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